una pequeña bolsa para tres hijas

La pequeña bolsa es de género, con un diseño medio étnico. Es de esas bolsas que se ofrecen en los quioscos y tiendas en la playa para transportar algunos objetos. No recuerdo de dónde salió, quizá de alguna tienda china. La historia es que en esa bolsa guardo las cosas que olvidan o dejan mis hijas, cuando vienen a mi casa. A veces dejan un poco de ropa sucia, o un colet para el pelo tirado bajo la cama, a veces algo valioso para ellas, otras francamente sin mucho valor..Durante los días que no las veo, encuentro estos pequeños trozos de sus vidas y los voy juntando, hasta el día que se los entrego. 

Recuerdo que una psicóloga me hablaba hace años, acerca del valor que tenían los pequeños objetos para mis hijas. "Déjales algo tuyo cuando las visites, cualquier cosa, un llavero, un lápiz, cualquier cosa tuya que puedan tomar en sus manos y reforzar el vínculo contigo mientras no estás". Hoy la menor ya tiene 12 años y yo recojo del lavado una polera suya y la guardo en mi bolsa de tesoros, mientras recuerdo cuando la usaba e imagino que se pone feliz de recuperarla. 

Mi semana anda rápido, me traslado 40 minutos a mi oficina y al inicio parece un caos, hasta que de a poco se ordena todo. Puedo mirar sus rostros y quedar pegado recorriendo sus fotos, y siempre son un flujo de energía positiva que me impulsa a seguir mejorando lo que hago.

Vivimos a 250 kilómetros y a pesar de los medios actuales para comunicarnos, les extraño mucho. Ahora soy yo quién encuentra los objetos que me unen a ellas y los junta en una pequeña bolsa de género.   

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