Nuevamente Talca y sus rincones. Esta vez fue la tienda de libros usados en la 12 oriente la que reservaba la sorpresa. Aunque llevaba prisa por llegar al Terminal me dirigí como autómata a la amplia sala de venta, con todos los tesoros a un metro del suelo sobre esos manteles y paneles de composición desconocida. De inmediato descubriría de donde venía el llamado.
Por fin entre mis brazos, Louis Pauwels y Jacques Bergier con el primero de la trilogía: “El Retorno de los Brujos”, el libro que sigue abriendo el pensamiento aún hoy y quizá con mayor fuerza. Para mi dicha un ejemplar en buen estado de una edición que por vieja es además completa, Plaza y Janés de 1965, traducida directamente del original francés.
Ya en el Prefacio, Pauwels me comparte su vida -con una bella pluma, hablando de su incesante recorrido y finalmente su retorno al seno de su padre ya fallecido.
Acerca del realismo fantástico propuesto y su relación de amistad con André Breton escribe:
“En cinco años de estudios y de reflexiones, en el curso de los cuales nuestros dos espíritus, bastante diferentes, se sintieron constantemente felices de hallarse juntos, creo que descubrimos un punto de vista nuevo y rico en posibilidades. Es lo mismo que hicieron los surrealistas de hace treinta años. Pero a diferencia de ellos, nosotros no hemos ido a rebuscar del lado del sueño y de la infra-conciencia sino que en el otro extremo: del lado de la ultra conciencia y de la vigilia superior. Hemos bautizado así la escuela que hemos creado: escuela de realismo fantástico.
...No debe verse en ella la menor afición a lo insólito, al exotismo intelectual, a lo barroco, ni a lo pintoresco. El viajero cayó muerto, herido por lo pintoresco, dice Max Jacob. No buscamos el extrañamiento. No investigamos los lejanos suburbios de la realidad; por el contrario tratamos de instalarnos en el centro. Pensamos que la inteligencia, por poco aguda que esté, descubre lo fantástico en el corazón mismo de la realidad. Algo fantástico que no invita a la evasión, sino, por el contrario, a una más profunda adhesión.
...Si los literatos y los artistas van a buscar lo fantástico fuera de la realidad, entre las nubes, es por falta de imaginación. Y sólo traen de allí un subproducto. Lo fantástico, como otras materias preciosas, tienen que ser arrancadas de las entrañas de la tierra.
….Generalmente se define lo fantástico como una violación de las leyes naturales, como la aparición de lo imposible. En nuestra opinión, no es nada de eso. Lo fantástico es una manifestación de las leyes naturales, un efecto del contacto con la realidad cuando esta se percibe directamente y no filtrada por el sueño intelectual, por los hábitos, por los prejuicios, por el conformismo.”
Así el texto va descubriendo y creando la vez una alianza entre lo maravilloso y lo positivo. Tal es el espacio que ocupa el arte real, por cierto.
De madrugada leía hoy el primer capítulo que habla de la resistencia que existió durante el siglo XIX a lo fantástico (algo que por cierto continúa hoy – ver “Gentle Bridges” citado en este Blog). Así que ya en esos años tuvimos declaraciones del estilo del “fin de la historia” y es que los paradigmas nos acompañan en cada época.
Bueno, esta mañana un párrafo me arrancó una buena carcajada:
“Los doctores académicos no se molestan a causa de los primeros automóviles, de los submarinos, de los dirigibles, de la luz eléctrica (¡un truco de ese dichoso Edison!). Pero existe una página inmortal. Es el Acta de recepción del fonógrafo en la Academia de Ciencias de París: “En cuanto la máquina empieza a emitir unas palabras, el señor Secretario Perpetuo se lanza sobre el impostor y le aprieta la garganta con puño de hierro. ¡Véanlo ustedes!, les dice a sus colegas. No obstante, para general asombro, la máquina sigue emitiendo sonidos.”
Ja ja ja
¿A quienes tenemos hoy tomados por el cuello?
¿Qué espectáculo estamos dando al futuro?
Por fin entre mis brazos, Louis Pauwels y Jacques Bergier con el primero de la trilogía: “El Retorno de los Brujos”, el libro que sigue abriendo el pensamiento aún hoy y quizá con mayor fuerza. Para mi dicha un ejemplar en buen estado de una edición que por vieja es además completa, Plaza y Janés de 1965, traducida directamente del original francés.
Ya en el Prefacio, Pauwels me comparte su vida -con una bella pluma, hablando de su incesante recorrido y finalmente su retorno al seno de su padre ya fallecido.
Acerca del realismo fantástico propuesto y su relación de amistad con André Breton escribe:
“En cinco años de estudios y de reflexiones, en el curso de los cuales nuestros dos espíritus, bastante diferentes, se sintieron constantemente felices de hallarse juntos, creo que descubrimos un punto de vista nuevo y rico en posibilidades. Es lo mismo que hicieron los surrealistas de hace treinta años. Pero a diferencia de ellos, nosotros no hemos ido a rebuscar del lado del sueño y de la infra-conciencia sino que en el otro extremo: del lado de la ultra conciencia y de la vigilia superior. Hemos bautizado así la escuela que hemos creado: escuela de realismo fantástico.
...No debe verse en ella la menor afición a lo insólito, al exotismo intelectual, a lo barroco, ni a lo pintoresco. El viajero cayó muerto, herido por lo pintoresco, dice Max Jacob. No buscamos el extrañamiento. No investigamos los lejanos suburbios de la realidad; por el contrario tratamos de instalarnos en el centro. Pensamos que la inteligencia, por poco aguda que esté, descubre lo fantástico en el corazón mismo de la realidad. Algo fantástico que no invita a la evasión, sino, por el contrario, a una más profunda adhesión.
...Si los literatos y los artistas van a buscar lo fantástico fuera de la realidad, entre las nubes, es por falta de imaginación. Y sólo traen de allí un subproducto. Lo fantástico, como otras materias preciosas, tienen que ser arrancadas de las entrañas de la tierra.
….Generalmente se define lo fantástico como una violación de las leyes naturales, como la aparición de lo imposible. En nuestra opinión, no es nada de eso. Lo fantástico es una manifestación de las leyes naturales, un efecto del contacto con la realidad cuando esta se percibe directamente y no filtrada por el sueño intelectual, por los hábitos, por los prejuicios, por el conformismo.”
Así el texto va descubriendo y creando la vez una alianza entre lo maravilloso y lo positivo. Tal es el espacio que ocupa el arte real, por cierto.
De madrugada leía hoy el primer capítulo que habla de la resistencia que existió durante el siglo XIX a lo fantástico (algo que por cierto continúa hoy – ver “Gentle Bridges” citado en este Blog). Así que ya en esos años tuvimos declaraciones del estilo del “fin de la historia” y es que los paradigmas nos acompañan en cada época.
Bueno, esta mañana un párrafo me arrancó una buena carcajada:
“Los doctores académicos no se molestan a causa de los primeros automóviles, de los submarinos, de los dirigibles, de la luz eléctrica (¡un truco de ese dichoso Edison!). Pero existe una página inmortal. Es el Acta de recepción del fonógrafo en la Academia de Ciencias de París: “En cuanto la máquina empieza a emitir unas palabras, el señor Secretario Perpetuo se lanza sobre el impostor y le aprieta la garganta con puño de hierro. ¡Véanlo ustedes!, les dice a sus colegas. No obstante, para general asombro, la máquina sigue emitiendo sonidos.”
Ja ja ja
¿A quienes tenemos hoy tomados por el cuello?
¿Qué espectáculo estamos dando al futuro?
Comments
Pronto se pondrá de moda de nuevo y seguro que algunas editoriales lo sacarán de nuevo.
Son una trilogía muy interesante y fácil de leer. Los autores declararon en el segundo libro que su campo era más bien la poesía.
Buena suerte