Panchi


Los primeros dos años estuvimos tan unidos como uña y mugre. En el Tejar y en Chillán Viejo, caminaba con ella pegada a mí en un arnés. La mudé miles de veces y la hice dormir cada noche.

Después de años de no verla, o de hacerlo con mucha dificultad, vuelvo a tener momentos de alegría y ansiedad. Tenemos tanto adentro que cuesta sacarlo, como una botella demasiado llena que no deja caer nada.

Pero es muy rico verla. A mí me cuesta a veces resistir mi constante pena, me cuesta cumplir mi rol y lo que más me sale es quererla. A ella le cuesta tranquilizarse y abrir su corazón. Bueno, creo que seguiremos así, conversando de a poco, tratando de movernos, a ver si volvemos a bailar como hace 10 años, o mejor aún, dejo de ser “papa regalos” e inventamos nuestro nuevo baile.

Comments

Cristina said…
panchi es una preciosidad.
no llego a entender por q se pierde
Anonymous said…
Mi Ariel querido, no hay nada que el suficiente amor no cure,

Abrazos,