En la cordillera central, una gran boca instalada en el río Maule atrapará parte del caudal que sale hoy desde la Laguna de igual nombre, la conducirá 16 kilómetros hasta las turbinas generadoras y luego la reingresará al cauce, sumando energía al Sistema Interconectado Central, pero afectando el régimen hídrico de una de las zonas más bellas de esta región. La fauna, el bosque nativo y el propio paisaje marcado por saltos de agua, se verán afectados en pos del polo minero, gran demandante nacional.
Hace unos años un amigo holandés participaba de un Seminario de minería en Chile y ante mi gesto se sonreía diciéndome: "pero si Chile es un país minero"!
La sequía, la demanda minera y los bajos niveles de exigencia ambiental, hacen que se encuentre en peligro el ecosistema precordillerano - más allá del daño y desbalance global.
La región del Maule debate acerca de su bajo desarrollo y ante ello se refuerza la visión limitada y funcional que la colocará, por una parte, como fuente de energía hidroeléctrica (el río Maule, tiene el mayor número de centrales del mundo y siguen incorporándose otras). Por otra, se cree que la sola franquicia dirigida a los empresarios, desarrollará la región (zona franca en el Paso Internacional o ventajas en un futuro Parque Industrial). Este análisis es engañoso, la cordillera maulina tiene condiciones para atraer una gran cantidad de turistas de alto ingreso y por tanto puede significar un aporte, esta vez de otro tipo de energía, al sistema interconectado regional, estableciendo circuitos territoriales, de intereses especiales y gatillando encadenamientos con la zona costera y el turismo rural.
Pero esto significa atreverse a creer en la región y en su gente. Esto significa validar otras fuentes de energía.
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