TORMENTAS SOLARES
La energía magnética de las estrellas tiene relación con su velocidad de giro y esta velocidad depende de la edad de la estrella. Las más jóvenes giran a mayor velocidad y a la vez su Ecuador gira a mayor velocidad que sus Polos generando una gran cantidad de energía magnética que se expresa en esas potentes erupciones que podemos observar.
Estas descargas repentinas las podemos detectar de diferentes formas, pues se manifiesta en todo el espectro electromagnético, como ondas de radio, rayos gamma y rayos X (obviamente la luminosidad de la fotosfera del Sol las hace difíciles de observar en el espectro visible).
No perdamos de vista que estamos viviendo junto a una estrella que se mantiene viva fusionando su hidrógeno y formando Helio con exceso de energía (E=mc2). Nuestro Sol fue más violento al inicio del sistema solar y aunque es una estrella relativamente joven, constituye una constante amenaza a nuestro sistema de comunicaciones. Actualmente corre una alerta sobre la inusual actividad solar y su efecto sobre nuestro planeta.
Si las partículas de estas protuberancias alcanzan el campo magnético de la Tierra, estas afectan nuestras comunicaciones, hecho constatado ya en 1859, fecha en que se registró la mayor protuberancia solar hasta la fecha y cuyo efecto ocasionó problemas en el telégrafo, creado 15 años atrás.
Como saben, nuestro planeta está protegido por la magnetosfera, que “desvía” las fuerzas magnéticas hacia los Polos. La magnetosfera y la atmósfera de la Tierra nos protegen del viento solar y otras clases de radiación solar y cósmica. A medida que el viento solar fluye más allá de la magnetosfera, éste actúa como un generador cósmico, produciendo millones de amperios de corriente eléctrica. Parte de esta corriente eléctrica fluye dentro de la atmósfera superior de la Tierra que puede iluminarse como una luz de neón para crear la misteriosa y hermosa aurora.
GRANDES ERUPCIONES
Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con fulguraciones.
El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con un área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.
Este evento de 1859 se ha comprobado también con el análisis que se realiza de los hielos en la Antártica y Groenlandia. Dichos núcleos de muestras de hielo muestran aumentos bruscos de nitratos que se asocian a intensas ráfagas de viento solar. La anomalía de nitratos de 1859 es la mayor en 500 años y equivale a la suma de episodios más importantes en los últimos 40 años.
El 6 de enero de 1997, el Sol liberó una enorme nube de plasma llamada una Eyección de Masa de la Corona, o CME, en la dirección de la Tierra. Viajando a aproximadamente un millón de millas por hora, la CME llegó a la Tierra justo cuatro días después. El 10 de enero, la CME chocó contra la magnetosfera de la Tierra. Grandes cantidades de partículas de alta energía quedaron atrapadas en los cinturones de radiación de la Tierra, poniendo en peligro algunos satélites geosíncronos en órbita.
El satélite Telstar 401 llevaba programación de televisión para varias redes y se perdió poco después de este evento de tormenta. La programación de red tuvo que ser rápidamente reorientada a otros satélites para evitar interrupciones de la programación. Es posible que la CME fuese responsable de eliminar el Telstar 401, pero sin examinar verdaderamente el satélite es difícil saberlo con certeza.
La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de 1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares.
En octubre y a principios de noviembre de 2003, la atmósfera del Sol pasó por un periodo de gran agitación, pocas veces vista en tiempos recientes. Llamaradas masivas y CME hicieron erupción desde varios grupos de manchas solares gigantes. Para finales del año, siete tormentas solares importantes ocurrieron, incluida la llamarada de rayos X más grande y la CME con movimiento más rápido alguna vez registrada. Las tormentas causaron perturbaciones en las comunicaciones. Una de las CME probablemente fue responsable por la falla de varios satélites de comunicaciones. Las auroras pudieron verse hasta en la parte sur de los Estados Unidos. También causaron interrupciones de corriente en Suecia y trastornaron rutas de aviones alrededor del mundo.
MANCHAS SOLARES
La gran tormenta de 1859 fue precedida de la aparición, en el Sol, de un grupo numeroso de manchas solares (Sun Spots) cercanas al ecuador solar, casi en el momento de máxima actividad del ciclo solar, de una magnitud tan grande que se podían ver a simple vista, con una protección adecuada. Este fenómeno estudiado ya por Galileo, sigue siendo un método de referencia actual. Cada 11 años se completaría un ciclo de manchas con máximos y mínimos, y es este máximo donde se registran manchas y aumenta la actividad solar.
Hoy se observan un buen número de manchas y nos acercamos a un máximo solar esperado para 2012.
ACTIVIDAD SOLAR HOY
El pasado 15 de febrero (2011) fuimos testigos de una significativa protuberancia lo que se suma a una serie de rumores sobre un incremento en la actividad solar. Sin embargo en 2006, cuando se supuso que el Sol cruzaba un mínimo, una gigantesca corona de viento solar se desplegó, por suerte en una dirección lejana a la Tierra.
En Septiembre de 2006 Japón lanzó HINODE un satélite para estudiar el Sol, orbitando a 600 km de la Tierra. En Diciembre de ese año capturó una fractura solar y una tremenda erupción que se dispara a 1,5 millones de km/hora. Desde 2009 HINODE y EUVI registran el inicio del ciclo solar (número 24 desde su registro oficial).
Los pronósticos y alertas de clima espacial son emitidos por el Centro de Predicciones de Clima Espacial de NOAA (SWPC), situado en Boulder, Colorado. SWPC recibe datos de clima espacial de muchos satélites diferentes y estaciones con base en tierra alrededor del mundo. Los pronosticadores rastrean las manchas solares, grafican los agujeros de la corona y proporcionan una descripción detallada de todas las regiones activas visibles sobre el disco solar.
Para datos actuales adicionales, visite
Centro de Predicciones de Clima Espacial (SWPC)
El Centro de Análisis de Datos Solares (SDAC)
El Ambiente Interplanetario, Heliosférico y Solar (SHINE)
El Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO)
Comments
Em el texto "Future Global Shocks” se declara el riesgo de tormenta solar como uno de los "cinco grandes riesgos potenciales” que pueden llegar a desencadenarse sobre nuestra sociedad mundial en los próximos años, con efectos devastadores muy cuantiosos y difíciles de evaluar.
Junto al "gran riesgo potencial" de tormenta solar que pudiese producrir un apagón electrico y tecnologico los otros cuatro riesgos potenciales tomados en consideración por la organización internacional serían "pandemias, ciberataques que afecten a infraestructuras, crisis financieras y revueltas socio económicas.